jueves, julio 06, 2006

Las Barras

1:36 del 6 de Julio del 2006

No se demasiado de política pero supongo con precisión; me hace sentir una clase de analista político que a su vez es alguna clase de profeta. Veo los votos, son pocos y no entiendo por que se presume de unas “ejemplares elecciones”. Niego con la cabeza y pienso en la democracia; río, voy por agua y vuelvo a la cama. Algo está mal, muy mal, pero no creo que pueda hacer algo. ¿Con que fin? Yo no voté por el mejor candidato, sólo no voté por el diablo, o así lo creo ahora; imposible confiar siquiera en mi mismo. El mío va ganando pero se que en cualquier momento en que me distraiga y duerma él caerá: me pienso fuerte, yo no caeré. Preparo café.

Los analistas no saben que más decir, sólo saben que no decir; triste. Recuerdo que una amiga me dijo que mi candidato había matado a su hermano. ¿Es esa razón suficiente para no votar por él? No lo se, la decisión ya la tome y en todo caso, los héroes han matado a muchos hombres; no es necesario una herida con sangre para matar a alguien, hay maneras mas sutiles y abyectas de hacerlo.

Avanza la pequeña barra, nunca a nuestro favor (como si fuera al mío). “Se acabó” dicen todos. Yo no caeré. Pienso en un futuro que suceda 20 minutos después; digamos que cuando sea declarado el de derecha presidente de mi país. Tendrá la cámara (de Diputados) de su lado, una bonita calcomanía con la leyenda “democracia” en su carro y el autoritarismo en el volante. Río un poco, lo imagino exagerado, como si estuviera solo, pero enseguida imagino a todas las mentes que irán detrás de él. Se vuelven a mover las barras. Pienso en leer, me acometen mis problemas, pienso en el libro que recién leí; mejor pensar en la tristeza de mañana. Las barras de nuevo, yo no caeré, tendré que ver como la resistencia surge desde las fuerzas centrales de este país, de los ignorados, de los soñadores, de los pobres, de los que lloran. Pienso que lo anterior es demasiado sensible para algo tan sucio, enseguida me retracto; la belleza está escondida en todas partes.

El país está divido en dos partes: los pobres y los ricos. Los primeros reclamaran un fraude electoral y los otros no saben nada, les da igual supongo. Recuerdo las razones para votar de la gente con quien hable del tema; sigo creyendo que nadie presto atención a la clase de historia. Imagino a los inversionistas encontrándose una bandera amarilla a la entrada del país, inmediatamente subiendo a sus autos y metiendo todo su dinero en la cajuela para irse a algún lugar peor gobernado; que bendita hilaridad en tiempos tan malditos.

Se acabo, son las 9 de la mañana, todo se ha terminado. Caímos, yo con ellos por la madrugada; naturalmente las barras por fin cambiaron de lugar. Alguien o algo me dice que espere, que aún no ha acabado, que en 6 años van a sacar más actas electorales.

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