sábado, noviembre 19, 2005

Nueva casa (experimento)

I
Cuando llegaron a su nueva casa, una tierna anciana les recibió. Saludó a todos los miembros de esa familia; a la tierna niña, al insolente jovencito y por ultimo a los padres que sonreían ante todo. Les mostró la casa y enseñó el jardín. En cada cuarto se detenía a explicar cada una de sus ventajas. Las habitaciones estaban interconectadas a una sala pequeña, a comparación con el espacio central que era un espejismo del pasado; las sillas finas y virreinales, la fogata encendida previamente preparada para exhibirse, las cortinas rojas tanto como el clima lo permitiese (entonces era invierno).

Ya cuando la anciana se iba les dijo –Respeten mi casa, para mi su dinero ya no vale-, así se fue perdiéndose en el campo, alejándose de esa casa rodeada de verdes briznas que poco a poco parecían secarse. No hicieron mucho caso de la advertencia y empezaron a desempacar. La casa ya estaba completamente amueblada. Por lo cual no daba la impresión de una nueva casa, ni siquiera de pertenencia, sino todo lo contrario, un terreno completamente distinto y ajeno; vivir en casa de un muy viejo extraño

Ya era tarde y la noche les invitaba a dormir. No gozaron de los fantásticos muebles junto a la fogata e impacientes fueron a dormir. Inquietos todos, nadie pudo dormir; el niño a punto de rabiar contra lo que fuera y la niña soltando un llanto incomprensible (a su madre esto ya no le extrañaba).-Es el lugar extraño lo que la hace llorar-decía.

Al siguiente día pintaron algunas paredes de la casa; cambiaron el color-aún sigue siendo lo mismo-decía el padre. Reacomodaron algunos muebles, pero la casa seguía teniendo el mismo aspecto. El padre es una maniobra increíblemente veloz removió de la pared una pintura de un inextricable bosque que escondía una casa (esa casa tal vez) al otro extremo el cuarto-ahora si es distinto todo; eso sera suficiente-dijo sorprendido. Al momento tocaron a la puerta, la madre abrió y se encontró con un señor viejo (una vejez que no se marcaba por el deterioro, sino por el tiempo).-No juegue con mi casa, su dinero ya no me importa-. Se fue sin decir más. La madre regreso y le contó el extraño incidente a su marido.-vaya tipo, se cree que por haber tenido su vida aquí puede hacer lo que quiera de las nuestras-. El padre asintió.- solo un día y ya tenemos problemas con la casa- pensó. Llego la noche y querían descansar. Fueron a dormir inmediatamente.

La tierna anciana y el hombre viejo llegaron por la noche, y usando un viejo juego de llaves abrieron la casa y entraron. Observaron toda la casa completamente distinta (no era eso, simplemente ya no era suya). Con sus pasos lentos les fue fácil no hacer ruido, y así pasaron la noche platicando junto a la fogata. Hablaron de los primeros tiempos, de las visitas al lago y del bosque que habían comprado para su sala. La familia durmió más tranquila que la noche anterior; no hubo llantos ni ansiedades.

Amanecía, los viejos se fueron. Ella al poniente, donde el sol tenía esa luz fría de la mañana. El se acerco a la luna, siguiéndola sin cuestionarse por nada.

Siguieron desempacando y tratando de acomodarse en semejante casa. Decidieron comer en el jardín. Una mesa y la sombra de un roble les acompañaron todo el día. El árbol era enorme y sus puntiagudas ramas carentes de hojas producían una sombra que cubría completamente el jardín.

Prendieron la radio. Sonaba un viejo tango y ese tiempo recobrado los fue tirando sobre los sillones. La música trajo el fuego y este a su vez el tocar de la puerta. Pero nadie hizo caso. Ese primer encanto con la casa no se los permitió. Los cuatro desconocidos durmieron sobre los sillones su tercera noche.

II
La policía llego a la casa avisada por una llamada muy extraña. Cuando arribaron al cuarto principal, los cuerpos fríos y estáticos de la familia yacían sobre los sillones. El perito no pudo resolver nada- están muertos pero no hay ningún indicio de asesinato o hipotermia, pensar en una muerte natural es absurdo. Recogieron las necesarias evidencias y se fueron. Era un pueblo pequeño y a nadie le importaba el desenlace; jamas volvieron.

III

El tiempo hace a los caminos más largos-penso el viejo. Un auto negro y brillante esperaba a los dos viejos sobre la carretera custodiada por un inextricable bosque, que resguardaba la parte trasera de la casa. La maquina arrancó sin el menor ruido. ¿A donde vamos?-dijo ella. Lejos de esta casa, este anoranza y esa culpa sin consecuencias es insoportable-. ¿Algún día seremos perdonados?-. es allá a donde iremos. - ¿Al perdón se llega pronto? -Si, para Él es poco, serán sólo algunos años. -Nunca ¿verdad?-.-...-.

lunes, noviembre 14, 2005

Walking fields of gold (aunque sea por un momento)

Me gusta. No lo sabe. Lo encierro en una mala criptografia sin saberlo. Lo lee. Me delato. Lo sabe. Imposibilidad (larga historia).

lunes, noviembre 07, 2005

Asuntos de realidad vueltos en sueños

Resulta que estaba bromeando acerca del nombre de un animal. Entre los posibles nombres salió el de hasta ahora mi escritor favorito. Si, el mismo que habla del tiempo, del infinito, de los detectives y de la poesia de una sola linea; el capaz de mentir con perfecta integridad, si, Borges. Segui con mi vida hasta que la noche me obligó a dormir. Cerre las conversaciones, publiqué algo espontaneamente e hice sonar musica que ayudara a los sueños. Lei unas cuantas historias entrelazadas de Rulfo, y sobre ellas acomodé la almoahada y comencé a dormir.

En este sueño no hubo espacio para mis deseos. Estaba sentado sobre la litera (la parte superior), y un leve golpe me hizo mirar a la puerta. Espere unos segundos mas, hasta que el golpe regresó y no tuve mas que ir al encuentro del desconocido; cuan equivocado estaba. Entró y lo deje sentarse en mi unica silla; azul, polvorienta pero no pareció importarle. La luz permanecia apagada, solo un pequeño haz de luz lunar iluminaba por la ventana. Me miró reclamante y señalo al perro; un pequeño cachorro negro. Le dije que no preocupara, ese asunto era nimio y sin duda le encontraria un mejor nombre. Ya se levantaba cuando miró mi librero; el Aleph, Ficciones, el Libro de Arena. Los tomó entre sus manos y dijo -jamas los he leido ¿son buenos?-. Me quedé atónito ¿Que si eran buenos? magistrales señor replique,-lo imaginaba, eso dicen todos-. No pude agregar algun otro comentario, puesto que en realidad asi me lo parecen. Le pedi que se sentara de nuevo. Recargo su frente sobre su bastón-¿Puedo preguntarle algo Señor Borges? le dije y entonces me senti no más que un niño. Me miró con algo de enojo o muy marcada seriedad, no lo se. Un silencio como el que siempre habia querido vivir se adueño de nuestras miradas; total, integro. El silencio se alargó hasta el final, ahora mismo me dispongo a romperlo, espero alcance el tiempo para terminar por que ya tengo sueño.

jueves, noviembre 03, 2005

Las balas no...

Dejó el arma a un lado. Me había apuntado para probar mi visión; padezco de una extraña enfemedad en los ojos que junto a mi ingenuidad dan resultados vergonzosos, incluso cómicos. Continúo su historia que es tan larga y de algunas maneras inexpresable para mi, que seria injusto contarlas a detalle. La manera en que este hombre lo hace no solo enaltece la verosimilidad del relato (aunque lo complete en perfecta armonia con la ficción), sino que el tiempo transcurre de manera viva e impresionante, tanto en sus palabras, como en la historia.

Así, me contó de los enormes hoyos creados en alguna region de la asia central, donde los perros mas grandes y feroces son atrapados con hombres misóginos. Y si estos concluyen satisfactoriamente la batalla contra la bestia, tendrían completo derecho a su misoginia.

Hizo una pausa, se levantó de su cómodo asiento rojo con bordes dorados, y se dirigio a la puerta. Volvío con una espada muy antigua, pero a la vez pequeña; tal vez 15 cm de largo. Empezó a jugar con ella sobre la mesa, cortaba pequeños trozos de tela de colores o espumas que adornaban el centro de la mesa. Lo hacia con una destreza natural, un encanto sereno; supuse que lo habia aprendido en alguno de sus excentrico viajes. Finalmente me volteo a ver con esos ojos de menosprecio que suele tener.-¿Que hace?-me preguntó. Yo me senti algo avergonzado, y con miedo dije-Viendolo jugar con su extraña y muy fina espada. Me volvio a mirar de esa manera,y dijo- Disculpe no haberlo invitado a comer a la mesa.

Fin





He agregado algunos vinculos (queria ver si funcionaba), espero que a las tres personas que ven esto les agrade.

martes, noviembre 01, 2005

Para soltar las letras...

De los pocos que me conocen diran, y bien podrán decir ¿por que publica en un blog?¿que tiene que decir? .Yo tambien me lo pregunto, pero esto es tan fugaz que bueno, eso no me ocupa ahora.

Quiero conservar este aire de infimidad ante el primer post, por lo cual llenare las siguientes letras con ideas acerca de un hombre que conoci no hace mucho tiempo.

Luchó hace poco en las guerras centrales, en contra de los fundamentalistas extranjeros que controlan a los nacionales. Me contó acerca de su carrera como soldado en las primeras guerras mundiales y de como montó una gran partida de liberales para derrotar al "verdugo de occidente". Tambien, que poco antes, venció a los enemigos de Hooverville desde una gran teatro. Me contó todo esto mientras fumaba tras un escritorio fabricado de las hojas de un arbol sevillano, que obtuvo en los largos viajes que solia llevar a cabo como fotografo. De pronto sacó algo de un cajon de tremulo rodar. Era una caja negra que abrió de prisa. Saco de ella una camara negra, que tenia un intenso brillo en su lente. Apunto a mi rostro, me pidio que sonriera y yo accedi inconscientemente. Alargo la lente con algun artefacto igualmente sacado de la caja. Así, me encontraba uno a uno contra el supuesto intrumento de la eternidad; pero las fotos caducan, las balas no.


Well, nice try