lunes, noviembre 07, 2005

Asuntos de realidad vueltos en sueños

Resulta que estaba bromeando acerca del nombre de un animal. Entre los posibles nombres salió el de hasta ahora mi escritor favorito. Si, el mismo que habla del tiempo, del infinito, de los detectives y de la poesia de una sola linea; el capaz de mentir con perfecta integridad, si, Borges. Segui con mi vida hasta que la noche me obligó a dormir. Cerre las conversaciones, publiqué algo espontaneamente e hice sonar musica que ayudara a los sueños. Lei unas cuantas historias entrelazadas de Rulfo, y sobre ellas acomodé la almoahada y comencé a dormir.

En este sueño no hubo espacio para mis deseos. Estaba sentado sobre la litera (la parte superior), y un leve golpe me hizo mirar a la puerta. Espere unos segundos mas, hasta que el golpe regresó y no tuve mas que ir al encuentro del desconocido; cuan equivocado estaba. Entró y lo deje sentarse en mi unica silla; azul, polvorienta pero no pareció importarle. La luz permanecia apagada, solo un pequeño haz de luz lunar iluminaba por la ventana. Me miró reclamante y señalo al perro; un pequeño cachorro negro. Le dije que no preocupara, ese asunto era nimio y sin duda le encontraria un mejor nombre. Ya se levantaba cuando miró mi librero; el Aleph, Ficciones, el Libro de Arena. Los tomó entre sus manos y dijo -jamas los he leido ¿son buenos?-. Me quedé atónito ¿Que si eran buenos? magistrales señor replique,-lo imaginaba, eso dicen todos-. No pude agregar algun otro comentario, puesto que en realidad asi me lo parecen. Le pedi que se sentara de nuevo. Recargo su frente sobre su bastón-¿Puedo preguntarle algo Señor Borges? le dije y entonces me senti no más que un niño. Me miró con algo de enojo o muy marcada seriedad, no lo se. Un silencio como el que siempre habia querido vivir se adueño de nuestras miradas; total, integro. El silencio se alargó hasta el final, ahora mismo me dispongo a romperlo, espero alcance el tiempo para terminar por que ya tengo sueño.

1 comentario:

Arbusto dijo...

Muy bueno. Aunque creo que Jorge Isidoro Francisco Luis no se enojaría por lo del nombre y el perro. Quien sabe las cosas que habrá soñado el la noche equivalente en numero a la noche en que lo soñaste. Y que cosas olvidadas el resto de las noches de su vida.